Comida chatarra, sinónimo de problemas de sueño en adolescentes
El consumo frecuente de refrescos azucarados y "comida chatarra" se ha relacionado con una mala calidad del sueño, según un nuevo estudio de más de 175.000 adolescentes.
Come mal o duerme bien, tienes que elegir. En un nuevo estudio, publicado el 21 de diciembre en la revista EClinical Medicine, investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) informan haber observado una asociación entre el consumo regular de comida chatarra en adolescentes y la mala calidad del sueño.
"Este es el primer estudio que examina las dietas poco saludables y los trastornos del sueño relacionados con el estrés a nivel mundial entre los estudiantes de secundaria en 64 países", dijo el Dr. Asaduzzaman Khan, Senior autor del estudio.
Los datos se recopilaron a partir de encuestas realizadas por la Organización Mundial de la Salud entre 2009 y 2016. Estas abarcaron a 175.261 adolescentes de 12 a 15 años en 64 países de ingresos bajos, medios y altos. Sudeste de Asia, África, Sudamérica y Mediterráneo Oriental.
En general, el 7.5% de los adolescentes reportaron problemas para dormir en los últimos 12 meses. Los adolescentes que bebían refrescos azucarados 3 veces al día tenían más del 50% de probabilidades de reportar problemas para dormir que los que bebían menos de una vez al día. En cuanto a la comida chatarra, consumir cuatro o más veces por semana se asoció con un 50-55% más de riesgo de alteraciones del sueño en comparación con consumir comida chatarra una vez a la semana o menos.
"Los trastornos del sueño se han incrementado con el consumo más frecuente de refrescos, que a menudo contienen cafeína, y / o comida rápida, alimentos que tradicionalmente son ricos en energía y bajos en nutrientes. El consumo frecuente de refrescos más de tres veces al día y la comida rápida más de cuatro días a la semana se asociaron significativamente con alteraciones del sueño en todos los países, excepto en países de bajos ingresos", escribió el investigadores.
Para el Dr. Khan, aunque sólo establecen una correlación, estos resultados son tanto más preocupantes ya que la mala calidad del sueño tiene un impacto negativo en el bienestar general de los adolescentes y en su desarrollo cognitivo.
"Crear entornos escolares que limiten el acceso a refrescos y comida rápida e introducir un impuesto al azúcar para reducir las ventas de refrescos podría ser beneficioso", sugiere el investigador. "La familia también puede jugar un papel decisivo en la promoción de una alimentación saludable, porque la adopción y el mantenimiento de las conductas alimentarias de los niños están influenciadas por su entorno familiar", añade también.