Cómo diferenciar el estrés y la angustia
Estás nervioso todo el tiempo. Temes un peligro permanente. A veces, ya no puede respirar correctamente. ¿Son estas manifestaciones de estrés, ansiedad o angustia? ¿Por qué los sentimos?
Estrés, ansiedad, angustia. Son tres expresiones de aprehensión al vacío. "Estos tres términos agrupan, en diferentes grados y con diferentes manifestaciones, el miedo a un peligro no representado, a un sentimiento de total impotencia ante algo que no tiene causa", explica Virginie Megglé, psicoanalista.
¿Cuáles son las causas de estas manifestaciones psicológicas?
El estrés, la ansiedad, la angustia están presentes en estado latente y despertadas por varios posibles desencadenantes que resurgen una inseguridad primaria. "Puede ser, como en estos momentos, un encierro por la epidemia de coronavirus y el miedo a esta enfermedad por uno mismo y por los cercanos, pero también por una mudanza, el trabajo, una enfermedad, un examen, un divorcio", enumera el psicoanalista.
Estrés, ansiedad, angustia: reconocer los síntomas
El estrés es el primer grado de estas manifestaciones psicológicas. "Hoy en día, casi todo el mundo vive bajo estrés de una manera más o menos aceptada, lamenta el psicoanalista. Es una especie de enfermedad social".
"El estrés se caracteriza por el nerviosismo, una sensación de tensión constante", explica Virginie Megglé. También podemos sentir dolores musculares en la espalda, cuello, hombros que luego pueden extenderse a todo el cuerpo.
En cuanto a la ansiedad, "estamos hablando más de un estado, de una naturaleza ansiosa", dice el psicoanalista. La persona ansiosa vive con un sentimiento de inseguridad permanente, sin poder explicarlo".
La angustia se caracteriza por una experiencia dolorosa, la repentina sensación de desorden sin fin. Da lugar a crisis. "Una persona aparentemente puede tener el control, poniendo en marcha mecanismos de defensa que le hacen sentirse muy seguro de sí mismo. Y luego, de repente, una situación desencadena un ataque de ansiedad, y en ese momento, por mucho que intentes razonar con la persona, es inútil", explica el psicoanalista.
¿Cuáles son las manifestaciones de un ataque de angustia?
"Se manifiesta, de repente, por dificultad para respirar, la sensación de no tener suficiente aire", explica Virginie Megglé. La persona puede sentir un nudo en la garganta, en el estómago, tener náuseas, una sensación de disgusto, miedo de que no haya mañana, no más futuro".
¿Qué hacer con estas diferentes manifestaciones? Uno puede tener la tentación de consultar al médico de inmediato, "pero no hay una causa fisiológica", explica el psicoanalista. Por tanto, existe el riesgo de verse arrastrado a un proceso médico que también generará ansiedad".
¿Cómo tratar un ataque de ansiedad?
No tiene sentido buscar explicaciones racionales durante un ataque de ansiedad, es mejor escuchar lo que está pasando. "Hay que acostarse, dejarse llevar, no resistir, escuchar su respiración, intentar respirar lo más despacio posible para calmarse - aunque la respiración sea superficial -, y cerrar los ojos lo que permite la meditación, detalla el especialista. También puede sentarse en posición fetal o en posición de yoga del niño para no ser solicitado desde el exterior".
¿Hay errores que evitar? Si.
"En medio de un ataque de ansiedad, no tiene sentido querer respirar profundo, porque existe el riesgo de no lograrlo, lo que aumentará aún más la ansiedad", especifica el psicoanalista.
¿Qué poner en práctica cuando está estresado, ansioso, angustiado?
Tienes que aprovechar los momentos en los que te sientes bien, en los que no sientes (o apenas sientes) estrés o ansiedad para tomar conciencia de tu fragilidad, para conocerte mejor, para respirar tranquilo, por concienciación e implementación de estrategias. Estos serán diferentes para cada persona. "Debes saber que la creación es una buena respuesta al estrés, a la ansiedad, porque nos pone en perspectiva", explica el psicoanalista.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
• Anotar sus miedos ayuda a derribarlos.
• Dibujando sus miedos actuales, estados de ánimo como la "escritura automática" también pueden ser un buen remedio.
Sobre todo porque dibujar es tranquilizador, te permite concentrarte en algo específico, y también estar orgulloso de lo que has logrado hacer, dice el especialista.
• Jugar con la familia, especialmente en este tiempo de encierro, también le permite relajarse y calmarse. "También se puede decidir escribir un libro de cocina familiar, cada uno de los cuales tendrá una copia o un cuento", sugiere el psicoanalista.
• Aprenda a apreciar el silencio: especialmente durante este período de encierro. "Pero por qué no escuchar el canto de los pájaros o de Mozart, Bach o cualquier otro compositor de su elección durante una hora", sugiere Virginie Megglé.
• Reconectarse con la naturaleza: abra la ventana, mire el cielo, los árboles, escuche el sonido del viento en las hojas. Es muy importante reconectarse con estos hitos que son universales y relajantes.
"Sobre todo en un período de encierro", especifica el psicoanalista. Porque somos seres de hábitos y, por el momento, hemos perdido el rumbo. También puede ser ansioso porque esta fase depende de cosas que no controlas.
• Oler olores que agradecemos: "Nuestra nariz estaba muy ocupada en el vientre materno, y desde entonces nunca ha dejado de funcionar", especifica el psicoanalista. Entonces, para calmarnos, podemos recurrir a los olores que nos gustan: el de lavanda, azahar, mandarina verde que podemos respirar en forma de aceite esencial en un pañuelo, pero por qué no, también, el de la magdalena que tomamos para el té de la tarde cuando éramos pequeños. Depende de todos encontrar el aroma familiar que más les convenga.
¿Y los medicamentos?
Ansiolíticos, antidepresivos. "A veces esperamos efectos de estas drogas que no llegan", advierte el psicoanalista. Pueden ser inútiles, especialmente en personas de carácter ansioso. Y en lugar de un analgésico, puede valer la pena recurrir a medicamentos que revitalizan el cuerpo, como las vitaminas C, D, PP. Tampoco debemos olvidar las plantas. El tilo, la verbena, la manzanilla y la valeriana tienen efectos calmantes y son naturales.