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Coronavirus: las víctimas pueden presentar varias patologías crónicas

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Un estudio de caso realizado en Italia sobre cientos de pacientes que murieron debido a COVID-19 indica que la mayoría de ellos ya padecían una o más afecciones crónicas simultáneas antes de la infección. El factor comórbido más importante es la hipertensión arterial.


El nuevo coronavirus se considera altamente contagioso por tres razones. El primero es que cada persona infectada infectará al menos a tres personas en ausencia de medidas de protección, el segundo que una persona infectada que no sienta síntomas también puede infectar a otras personas y el tercero es que alrededor del 15% de los casos dan lugar a complicaciones, de las cuales el 5% incluso requiere hospitalización en cuidados intensivos. Si la infección por COViD-19 afecta a todos los grupos de edad, incluidos los más jóvenes, provoca la muerte especialmente en los ancianos y los más frágiles, especialmente en los que padecen una patología crónica preexistente.

Esta tendencia está confirmada por un estudio realizado en Italia, uno de los países más afectados por la epidemia, por el Instituto Superior de Salud y retransmitido por Agence France Presse. El análisis, basado en una muestra de 10.026 pacientes que murieron y dieron positivo a COVID-19, reveló primero que la edad promedio de los pacientes que murieron a causa de la infección era de 78 años. "La edad promedio de los pacientes que murieron por COVID-19 es más de 15 años mayor que la de los pacientes que contrajeron la infección", dijo. Los investigadores se interesaron por las patologías crónicas preexistentes en estos pacientes fallecidos, diagnosticados antes de ser infectados por el SARS-CoV-2.

Hipertensión y diabetes, las patologías crónicas más frecuentes

Esta cifra se obtuvo de 909 personas fallecidas para las que fue posible analizar las historias clínicas de hospitalización. Los resultados muestran que el número medio de patologías crónicas observadas en esta población es de 2,7. En total, 19 pacientes no presentaban patología, 197 tenían una patología, 223 tenían dos patologías y 470, o más de la mitad, tenían tres o más patologías. ¿Cuáles son los más comunes? La afección más comúnmente identificada, presente en el 73% de los miembros del estudio, es la presión arterial alta (hipertensión), que es un aumento anormal de la presión arterial en la pared de las arterias.

En segundo lugar (31,5% del panel) está la diabetes tipo 2, seguida de la cardiopatía isquémica, una afección que afecta a los vasos que suministran sangre, oxígeno y nutrientes al músculo cardíaco, insuficiencia renal fibrilación auricular crónica (un trastorno del ritmo cardíaco que hace que el corazón lata de forma irregular), enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La clasificación se completa con cáncer reciente (menos de 5 años), insuficiencia cardíaca (incapacidad del corazón para impulsar la sangre normalmente), demencia, accidente cerebrovascular (manifestación neurológica que ocurre repentinamente) y enfermedad hepática crónica.

Insuficiencia respiratoria, la complicación que debe alertar

El estudio también analiza los principales síntomas que experimentan los pacientes antes de llegar al hospital. El gráfico muestra que los síntomas observados con mayor frecuencia son fiebre, disnea (sensación de falta de aire) y tos, mientras que la diarrea y la hemoptisis (tos con sangre) son menos frecuentes.

En cuanto a las complicaciones encontradas, la insuficiencia respiratoria fue la más común, seguida de la lesión renal aguda, la lesión aguda del miocardio y la sobreinfección. Finalmente, los investigadores afirman que el tiempo promedio entre la aparición de los síntomas y la muerte del paciente es de 9 días: 4 días entre su inicio y la hospitalización y 5 días entre ésta y la muerte.

Esta información confirma las recientes recomendaciones del Alto Comité de Salud Pública que considera que las personas en riesgo de desarrollar una forma grave de infección por SARS-CoV-2 son personas de 70 años o más, pacientes con antecedentes cardiovasculares ( hipertensión arterial complicada, antecedentes de ictus), diabéticos insulinodependientes desequilibrados, personas con enfermedad respiratoria crónica, pacientes con insuficiencia renal crónica en diálisis o pacientes oncológicos en tratamiento. Para estas personas, la aplicación diaria de gestos de barrera es aún más esencial.

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