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Covid-19: se subestimaría la duración de la infección

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Aunque la pandemia de Covid-19 alcanzó su punto máximo en marzo / abril de 2020 en muchos países, la prevalencia de la infección, la duración de la respuesta y la protección que confiere, sin embargo, todavía están poco documentadas.


El pasado mes de mayo, Instituto Curie puso en marcha en colaboración con el Instituto Pasteur el estudio serológico "Curie-O-SA" entre todo su personal (hospitalario y no hospitalario), es decir, 3.500 voluntarios potenciales con varios objetivos específicos: controlar la propagación del virus SARS-CoV-2, comprender mejor la respuesta inmune en una población representativa de adultos activos sanos y probar las diversas técnicas serológicas para la detección de anticuerpos.

Como recordatorio, las pruebas serológicas permiten determinar si una persona ha estado expuesta al SARS-CoV-2, identificando la presencia en el organismo de los anticuerpos producidos tras la infección. Según Inserm, "las pruebas serológicas más utilizadas detectan la presencia en la sangre de anticuerpos específicos del virus, no obstante, sin aportar información sobre su poder neutralizante hasta la fecha. En el estado actual del conocimiento científico, la identificación de anticuerpos (incluidos los anticuerpos neutralizantes) mediante pruebas serológicas no es necesariamente sinónimo de protección. De hecho, quedan dudas sobre la respuesta inmunitaria al virus.

¿Los casos sintomáticos involucran anticuerpos?

En total, 1.847 personas se ofrecieron como voluntarias para participar en este estudio, habiéndose realizado análisis de sangre y acordado completar un cuestionario sobre sus síntomas, lo que permitió una correlación precisa entre la respuesta inmune y los síntomas. "Hemos desarrollado métodos sensibles de muy alto rendimiento para cuantificar la respuesta de los anticuerpos y su actividad neutralizante en personas infectadas con SARS-CoV-2", explica Thierry Rose, investigador del Instituto Pasteur. Tomado entre mayo y julio, el 11% de los 1.847 sueros analizados contenían anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2. De estos individuos positivos, el 21% eran asintomáticos.

Pero en el 5% de los participantes cuya infección se comprobó mediante pruebas de RT-PCR (hisopo introducido en la fosa nasal), los análisis no revelaron anticuerpos del tipo IgG (inmunoglobulina G) que representan del 70 al 80% de los anticuerpos presente en la sangre. Entre todos los participantes, la pérdida del olfato y la pérdida del gusto ocurrió en el 52% de los individuos positivos para anticuerpos IgG y en el 3% de los individuos que no tenían estos anticuerpos. Al observar solo a las personas que perdieron el gusto y el olfato, los investigadores encontraron que el 30% de ellos eran VIH negativos, es decir, con ausencia de anticuerpos en el suero sanguíneo.

Una pérdida gradual de anticuerpos en el cuerpo.

Sin embargo, "habían presentado en el pico de la epidemia otros síntomas relacionados con la infección", apunta el equipo científico, para quien este descubrimiento publicado en el European Journal of Immunology sugiere "que la prevalencia real de la infección podría haber llegado al 16,6%". De hecho, con una tasa de infección por el virus del SARS-CoV-2 de entre el 11% (solo serología) y el 16,6% (teniendo en cuenta la pérdida del gusto y el olfato sin anticuerpos), estos resultados revelan "una alta prevalencia de inmunización y respuestas inmunitarias bastante breves".

Posteriormente se analizaron los sueros obtenidos de 4 a 8 semanas después de la muestra inicial, siempre con la idea de buscar la presencia de anticuerpos.

Luego, los investigadores encontraron que la vida media (tiempo para que la concentración de anticuerpos se reduzca a la mitad) de los anticuerpos capaces de neutralizar el virus SARS-Cov-2 fue de solo cuatro semanas después de la infección. Un descubrimiento importante porque "durante los estudios retrospectivos, esto podría llevar a una subestimación de la verdadera prevalencia de la infección", añaden. Sin embargo, la pérdida de anticuerpos específicos circulantes en la sangre no significa necesariamente una pérdida de la protección total porque el estudio muestra que otros anticuerpos permanecen presentes: las células inmunes de "memoria" (linfocitos T y B) que prolongan la inmunidad.

Los límites de las pruebas serológicas para la investigación

El estudio se extenderá por un año para seguir la evolución de la seroprevalencia durante y después de la segunda ola epidémica de octubre / noviembre. Ya se ha tomado una segunda muestra de más de 1.000 participantes del estudio, que incluirá nuevos voluntarios del Instituto Pasteur. Por lo tanto, se esperan más datos, pero los revelados en este estudio indican que, desde un punto de vista epidemiológico, los resultados de seroprevalencia pueden subestimar el número real de personas que han sido infectadas con SARS-CoV-2 y esto por dos razones:

La primera es que los investigadores observan que hubo una falta de respuesta de IgG sistémica entre los individuos positivos según una prueba de RT-PCR. La segunda razón se debe al hecho de una pérdida progresiva de estos anticuerpos, y que esta disminución bastante rápida puede "impedir cualquier evaluación retrospectiva de la verdadera extensión de la epidemia", estima el estudio.

Estos dos factores plantean la cuestión aún relevante de una posible reinfección y persistencia del virus en una población de alta densidad. Por tanto, todavía no se garantiza la existencia de una protección segura y definitiva tras una infección. "Parámetros importantes para orientar las futuras políticas de salud pública", concluye el equipo científico.

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