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Covid-19 y el cerebro: daño colateral para explorar

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Mientras infecta principalmente el tracto respiratorio superior, el SARS-CoV-2 también ataca a otros órganos. El cerebro sería parte de él, lo que podría explicar ciertos trastornos cognitivos.


Con la epidemia de Covid-19 en pleno apogeo, los médicos generales informaron que un número cada vez mayor de pacientes con el virus llegaron a sus oficinas quejándose de la falta de atención y pérdida de memoria. Estos problemas cognitivos se han atribuido en gran medida a la fatiga.

Sin embargo, está surgiendo otra hipótesis: estos síntomas también podrían estar directamente relacionados con la presencia del coronavirus SARS-CoV-2 en el sistema nervioso central, en otras palabras, el cerebro y la médula espinal.

Los coronavirus pueden atacar varios órganos.

Hasta ahora, Covid-19 se ha asociado principalmente con dificultades respiratorias, y el virus afecta principalmente a los pulmones. Sin embargo, el trabajo científico ya ha revelado que más allá del tracto respiratorio, los coronavirus tienen la capacidad de propagarse a otros órganos, incluido el cerebro.

Los estudios realizados después de la epidemia de síndrome respiratorio agudo severo (SARS) en 2003 han permitido resaltar la presencia del genoma viral en la corteza cerebral de los pacientes. En individuos infectados con MERS-CoV, se han observado lesiones en varias regiones cerebrales, especialmente en los lóbulos frontal y parietal. Sin embargo, los datos sobre los efectos a largo plazo de esta familia de virus en el cerebro, y las consecuencias sobre el funcionamiento cognitivo de los individuos, siguen siendo irregulares.

¿Es el caballito de mar una región particularmente vulnerable?

Los estudios sobre modelos animales en particular destacan la fragilidad del hipocampo, un área del cerebro que juega un papel importante en la memoria y la navegación espacial. Esta vulnerabilidad no solo se ve en el contexto de una infección por coronavirus, sino también en el contexto de otras infecciones respiratorias. Por ejemplo, el trabajo en ratones infectados con el virus de la influenza ha revelado la aparición de cambios morfológicos y funcionales en el hipocampo en estos animales. Estos están asociados con una degradación de la memoria espacial a largo plazo.

En el caso del SARS-CoV-2, surgen varias preguntas: ¿pueden observarse tales cambios en el hipocampo de ciertos pacientes? Si es así, ¿son resultado directo de la infección viral? Todavía se necesita investigar para encontrar las respuestas.

También será necesario determinar si dichos cambios cerebrales podrían acelerar el desarrollo de otras patologías, como la enfermedad de Alzheimer, que se caracteriza precisamente por un deterioro del hipocampo y un deterioro de la memoria espacial.

Los pacientes que requieren ventilación son más afectados

Otra fuente de preocupación es el síndrome respiratorio agudo severo, que ocurre en los casos más graves de Covid-19 y requiere el uso de ventilación mecánica para ayudar a la respiración de los pacientes.

Sabemos que más del 70% de los pacientes hospitalizados cuya condición requiere ventilación mecánica, debido a diversas patologías respiratorias, ven afectado su rendimiento cognitivo, su capacidad de atención, su memoria y su fluidez en el lenguaje, y esto hasta un año después del alta del hospital.

Además, se ha argumentado que ciertas alteraciones cerebrales (especialmente atrofia cerebral) asociadas con problemas de atención, memoria verbal y funciones ejecutivas (lógica, razonamiento de planificación, etc.) afectan a los pacientes que padecen un síndrome. La insuficiencia respiratoria aguda grave podría explicarse por la falta de oxígeno (hipoxia) antes de la ventilación.

¿Trastornos psiquiátricos virales?

Un pequeño estudio, realizado en 40 pacientes sospechosos de estar infectados con MERS-CoV y puestos en cuarentena por este motivo, reveló trastornos psiquiátricos, incluyendo eventos psicóticos y alucinaciones, en el 70.8% de los casos. ellos. Todos los pacientes que padecen estos trastornos fueron luego positivos para el virus (mientras que los casos sospechosos con resultados negativos no mostraron ningún signo cognitivo) sugieren la existencia de un posible mecanismo viral.

Tras la pandemia de Covid-19, de magnitud sin precedentes, se espera un aumento en la prevalencia de trastornos psiquiátricos en la población general, debido al trauma causado por este período. Sin embargo, no se puede excluir que entre estos casos, algunos fueron provocados directamente por la infección viral, que habría sido responsable de los cambios cerebrales, en lugar de factores ambientales, como el clima inductor de ansiedad en el que vivimos durante varios meses.

Se están acumulando datos sobre la capacidad del nuevo coronavirus para propagarse al sistema nervioso central y parece que el riesgo de efectos nocivos en el cerebro a largo plazo está lejos de ser cero. Por lo tanto, es urgente consolidar la investigación sobre este tema. En particular, se necesitan estudios más amplios, que se centren en las disfunciones cerebrales que afectan a las poblaciones que han estado expuestas a epidemias previas de coronavirus.

En los próximos meses, también se deberá prestar especial atención a las manifestaciones cognitivas relacionadas con la infección por SARS-CoV-2: evaluar su diversidad, establecer la duración de cualquier síntoma cognitivo en pacientes anteriores, identificar los enlaces entre la gravedad de la infección y la gravedad del deterioro cognitivo, etc.

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