¿Cuál es el desafío infeccioso, previsto para acelerar la llegada de la vacuna anti-Covid?
Para acelerar el desarrollo de la vacuna contra Sars-CoV-2, se menciona el término "desafío infeccioso". Te contamos lo que significa y por qué el Consejo Científico está en contra.
Desafío infeccioso: ¿en qué consiste esta técnica?
Para acelerar el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus, ha resurgido el término "desafío infeccioso". Utilizada hasta la década de 1970, esta técnica consiste en evaluar la eficacia del candidato a la vacuna inyectando el virus en voluntarios sanos o infectando a sabiendas de otra manera.
Justo antes de la infección, los voluntarios se dividen en dos grupos: algunos reciben la vacuna, mientras que otros reciben un placebo. Varios meses después, ambos grupos se prueban para medir su respuesta inmune a la infección. Si la vacuna es efectiva, el grupo que la recibió habrá tenido una mejor respuesta inmune que el grupo que recibió un placebo.
Desde principios de abril, varios equipos de científicos de todo el mundo plantearon la posibilidad de volver a utilizar el desafío infeccioso para acelerar la evaluación de los candidatos a vacunas que se encuentran actualmente en la fase de prueba.
Obstáculos éticos y científicos.
Sin embargo, como enfatiza el Consejo Científico, desfavorable para recurrir a este desafío, esta técnica plantea cuestiones éticas. Después de todo, ¿no es el principio fundamental de la medicina curar y "no hacer daño", como lo dice acertadamente la frase en latín "Primum non nocere" del juramento hipocrático, enseñado a estudiantes de medicina?
"Si este enfoque puede ser útil para la evaluación de otras vacunas en ausencia de correlatos inmunes de protección, su relevancia en el caso del SARS-CoV-2 parece cuestionable por razones científicas y éticas", así lo indica el Consejo Científico en su última opinión.
A nivel científico, "la existencia de modelos animales de infección por SARS-CoV2, incluso imperfecta, no requiere el recurso a la evaluación de la protección en voluntarios jóvenes sanos, cuyos resultados no serían mejores, a los de los modelos animales, a las personas vulnerables, los principales objetivos de protección", estima el Consejo Científico.
Claramente, aunque imperfecto, los modelos animales que existen para probar la efectividad de una vacuna parecen ser suficientes. Especialmente porque probar la vacuna en personas jóvenes y sanas no permitiría una buena representatividad de la población, ya que Covid-19 es principalmente un peligro para los ancianos o las personas con patologías crónicas.
En cuanto al nivel ético, el Consejo Científico considera que "incluso si el nivel de riesgo es bajo, no podemos descartar la posibilidad de que ocurra un accidente en estos voluntarios, en ausencia de terapias curativas probadas para Covid-19".