Dinner

La cena tardía promueve la aparición de diabetes y obesidad

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Ciertos hábitos pueden favorecer enfermedades como la diabetes y obesidad. Entre ellos: un mal hábito en la cena.


Horas de trabajo, salidas, obligaciones. La hora de la cena varía según los hábitos de cada uno. A veces, comer hasta tarde, lo que puede interrumpir el sueño. Pero eso no es todo: este mal hábito también aumentaría el riesgo de desarrollar diabetes u obesidad. Esto es lo que revela un nuevo estudio en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism. Para llegar a esta conclusión, los científicos de la Universidad John Hopkins en los Estados Unidos formularon la primera hipótesis. "Asumimos que comer una cena tardía cambia el metabolismo de una manera que promueve la obesidad". Luego analizaron cómo el cuerpo metaboliza los alimentos en función de la hora de la cena.

Cena tardía: el azúcar en la sangre es mayor y la cantidad de grasa quemada es menor

Para hacer esto, los investigadores siguieron a 10 hombres sanos y 10 mujeres. Los participantes solían acostarse entre las 10 p.m. y la 1 a.m. Durante esta experiencia, los voluntarios durmieron a horas fijas: se acostaron a las 11 p.m. y se despertaron a las 7 a.m. de la mañana siguiente. Los científicos les pidieron que comieran una comida a las 6 p.m. un día, y el mismo plato a las 10 p.m. otro día. En estas dos situaciones, los participantes aún tenían que acostarse a las 11 p.m.

Los resultados de este estudio revelaron que el nivel de azúcar en la sangre de los voluntarios era mayor al acostarse cuando la comida se tomaba tarde, a las 10 p.m. Otro hallazgo de los investigadores fue que la cantidad de grasa quemada era menor que cuando la brecha entre la cena y la hora de acostarse era de cinco horas.

Cenar tarde aumenta el riesgo de diabetes y obesidad.

"En promedio, el pico de glucosa después de la cena tardía fue un 18% mayor y la cantidad de grasa quemada fue menor en un 10%" en comparación con la cena de las 6 p.m., dijo Chenjuan Gu, autor principal del estudio. Estos cambios metabólicos fueron más pronunciados en las personas que estaban acostumbradas a acostarse temprano.

Conclusión: "la cena tardía induce intolerancia nocturna a la glucosa". Además, este mal hábito reduce la oxidación y la movilización de los ácidos grasos, especialmente en aquellos que duermen temprano. Los investigadores indican que estos efectos podrían promover la aparición de diabetes y obesidad, si este hábito se repite a largo plazo. La razón es simple: los azúcares y grasas ingeridos no tienen tiempo para ser eliminados por el cuerpo.

Los científicos aún señalaron que se necesitan más estudios, incluida una muestra más grande, para confirmar los resultados y ver si estos efectos persisten en el tiempo. Otra investigación también determinaría si estos efectos están relacionados con el comportamiento o el ritmo biológico de cada individuo.

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