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No tengo paciencia alguna: ¿cómo aprendo a mantenerme zen?

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¿Es un tormento esperar para ti? Al principio molesto, ¿te enojas rápidamente? ¿De dónde viene la impaciencia? ¿Cómo contemporizarlo? Explicaciones y buenos consejos de una psicóloga clínica.


En los atascos, en la sala de espera del médico, en la caja del supermercado "La impaciencia puede ocultar una cierta intolerancia a la frustración. No podemos esperar y se pone tenso cuando el otro (o la situación) impone restricciones que van en contra de nuestros propios deseos o necesidades", explica Amélia Lobbé, psicóloga clínica.

Serenos cuando las cosas se hacen a nuestro propio ritmo y a nuestra manera, pero nos sentimos estresados e irritables cuando la situación parece escaparse de nosotros.

Otra explicación: la dispersión. "el apuro también puede reflejar una falta de enfoque". Queremos todo, de inmediato y al mismo tiempo. De lo contrario, nos aburrimos, no perseveramos y seguimos adelante.

¿Cuáles son los aspectos negativos de este rasgo de carácter?

Intolerancia, impulsividad, dispersión, error de juicio, tendencia a la agresividad son algunas de las consecuencias desagradables. Pero la ansiedad es el mayor riesgo.

"Los que tienen prisa no viven en el presente, sino en la anticipación del resultado".

Nunca felices, experimentan una molestia de la que culpan al otro o los eventos que nunca pasan lo suficientemente rápido.

¿La impaciencia puede tener algunos aspectos positivos?

Asertividad, creatividad, entusiasmo; estos son los lados buenos de la impaciencia. "Es un motor real que nos empuja a pensar fuera de la caja. Fuente de energía psíquica y física, nos ayuda a actuar, a salir del estancamiento, a inventar soluciones. Si la puerta no se abre lo suficientemente rápido, ¡atravesamos la ventana!" Debido a que odiamos perder nuestro tiempo, nos sentimos aún más estimulados para darle un buen uso.

¿Podemos aprender a ser pacientes?

Primero, es mejor asumir la responsabilidad de su impaciencia "La urgencia que se siente dentro de ti solo te concierne a ti mismo. No importa cuánto te quejes por los atascos o la demora del médico, lo que experimentas es una señal de que una necesidad está frustrada".

Entonces, si pisamos fuerte, nos preguntamos qué nos falta: ¿movilidad? Salimos del coche para caminar. ¿Reconocimiento? Preguntamos a qué hora estará disponible el médico. Y tenemos una experiencia concreta del paso del tiempo. "¿Por qué no dedicarse a la jardinería? Es una escuela de paciencia ya que los frutos de nuestros esfuerzos se saborean mucho después".

"La idea es reconocer que el viaje es a menudo tan interesante como el resultado".

¿Qué gana con ser paciente?

Tomarse el tiempo significa liberarse de los dictados impuestos por una sociedad enteramente dedicada a la inmediatez. Experimentando nos damos cuenta de que no todo va tan rápido. También nos damos cuenta de que lo estamos haciendo mejor. "Es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos porque, trabajando en nuestra tranquilidad, nos sentimos menos molestos y más serenos, por lo tanto, más eficientes".

La guinda del pastel: los demás te darán las gracias. "Aceptar que no tenemos el control de nuestros ritmos, ni que nuestros pensamientos o emociones nos calman. Nos volvemos más tolerantes y menos tiránicos". En resumen, al final de las prisas, libertad.

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