07-05-2020 por Mirai
Incluso si se implementara una desconfinación inmediata, las interacciones sociales seguirán siendo limitadas durante varios meses más. Los investigadores están tratando de imaginar cómo será nuestra vida social futura. Dar la mano, celebrar o participar en un concierto aún no está en el programa.
Nuestro universo social se ha reducido significativamente desde el inicio del encierro. Y por una buena razón, todo el mundo está sujeto a restricciones de todo tipo para protegerse del coronavirus. Como resultado, pasamos mucho tiempo con la familia o solos. ¿Estas pequeñas burbujas sociales se ampliarán algún día? ¿Cómo serán nuestras interacciones posteriores a la contención?
Los diversos gobiernos que están organizando un regreso gradual a la normalidad han advertido a sus ciudadanos: las medidas de barrera deben continuar aplicándose hasta que se fabrique y comercialice una vacuna. Darse la mano, besarse, salir de fiesta en un lugar cerrado o incluso participar en un concierto aún no está en el programa.
Si mantener las medidas actuales de distanciamiento social sería más efectivo, los expertos dicen que estos límites tendrán serias repercusiones en la salud mental de la población, así como en la economía. En un estudio realizado por la Universidad de Oxford, los investigadores le dijeron a CNN: "Hay que encontrar el equilibrio entre quedarse en casa, conocer gente y cómo queremos pasar el rato con ellos".
Proponen fomentar la socialización exclusiva, por área geográfica. Cada persona podría comenzar, por ejemplo, creando un grupo con sus vecinos del vecindario. A largo plazo, este círculo podría ampliarse y variar. El objetivo: evitar a toda costa que el virus se propague entre grupos.
Es por esto que es importante, recuerdan los científicos, tener en cuenta el número de contactos entre las personas que constituyen el grupo, o la "burbuja social". Dentro de una familia, por ejemplo, el contacto a menudo está limitado en un círculo pequeño. Por lo tanto, el riesgo de infección para toda la comunidad se reduce.
El último factor a tener en cuenta, según los autores de este trabajo, concierne a las personas vulnerables. Sería mejor si estas personas recibieran atención del mismo médico o enfermera para reducir el riesgo de infección. En cuanto a los niños, la creación de una pequeña agrupación social les permitiría cambiar sus ideas sin aumentar en gran medida el riesgo de transmisión del virus en sus respectivos hogares.
Ciertamente, no estamos listos para ir al estadio para asistir a un partido de fútbol, ni para viajar de un país a otro para visitar amigos. Pero una vez que nuestra vida social sea reorganizada con el tiempo, los investigadores esperan que sea posible volver a la normalidad.
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